Nos encanta compartir siempre las imágenes más bonitas de las bodas, fiestas y conciertos que tienen lugar bajo nuestras carpas, esas instantáneas llenas de sonrisas y colorido, donde las carpas ya están montadas y todo se ve perfecto, como en un escenario.
Pero, ¿qué ocurre entre bastidores? ¿Cuál es el proceso desde que recibimos la llamada de un cliente hasta que traemos la carpa de vuelta después de un evento?
En primer lugar, después de los contactos con el cliente, el briefing y la visita técnica cuando es necesario, decidimos qué material se va a montar dependiendo del tamaño, color, configuración y posición en el espacio de que vamos a disponer. Esto nos hará elegir una carpa u otra, unos postes u otros, etc.
Una vez aprobado, se genera un albarán de montaje, que contiene información precisa para nuestros equipos de todo el material necesario para el montaje, incluido el necesario para posibles imprevistos.
El albarán pasa al almacén para preparar y cargar la carpa elegida y sus postes, ya sean de aluminio y madera. Puede parecer que una carpa tensada es una estructura muy simple, pero esta aparente sencillez esconde todo un mundo de piezas y elementos extra que hay que tener en cuenta: bases para los postes, mosquetones, cáncamos, cinchas de seguridad, cuerdas, piezas de unión (cuando va a haber más de una carpa), iluminación, tarima para el suelo…
Es decir, la preparación del montaje es un proceso meticuloso que lleva tiempo antes del desplazamiento. El desmontaje, por su parte, también resulta complejo: una vez tenemos la carpa de vuelta en nuestras instalaciones, hay que devolverla a su sitio. Pero antes de hacerlo debemos realizar una serie de comprobaciones: si está mojada hay que secarla, si tiene manchas hay que limpiarlas, y si presenta algún agujero es necesario parchearlo o recoserlo.
Todo para garantizarte siempre el máximo nivel de calidad para tus carpas tensadas.